Navidad, tiempo de regalar

Navidad es la época de regalos por excelencia. Quien más quien menos durante estas próximas semanas hará o recibirá un obsequio y es que en diciembre y enero las fechas señaladas en que intercambiamos presentes se suceden una detrás de otra... Navidad, Tió, Reyes, amigo invisible, Fin de año,... ¡¡¡¡¡Aaaahhhh!!!!! Seguro que ahora, muchos de los que nos están leyendo se han llevado ya las manos a la cabeza sólo con pensarlo y se han dado cuenta que un año más, ya van tarde...

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Veamos de donde viene esta tradición de hacer regalos en Navidad, aunque lo cierto es que parece que la costumbre no tiene un único origen. La historia está llena de citas concretas que lo justifican y que, muy probablemente, juntas, han dado forma a la realidad actual. Unas de estas primeras referencias nos traslada a la época de los romanos, y más concretamente a las festividades de las Saturnalias, y Kalends. La primera fecha del 217 aC y honoraba a Saturno, dios de la agricultura. En sus primeros años, la celebración se ceñía a unos pocos días, pero el atractivo del banquete público, el ambiente de carnaval y, sobre todo, el intercambio de regalos hizo que se le acabaran dedicando siete días, del 17 al 23 de diciembre. Según varias fuentes, a este periodo le seguía, ya a finales del siglo I aC, la festividad que celebraba el primer día del año. Este día la gente se intercambiaba ramas de árbol de hoja perenne, velas, y también miel y pasteles para desear un año dulce y próspero. Los niños recibían muñecos de barro que se compraban en las ferias. Los obsequios eran también una demostración de alegría por haber sobrevivido un año más, algo no siempre sencillo en aquellas épocas remotas.

Muchos años más tarde, en el siglo IV, parece que existió un joven muy rico y huérfano de nombre Nicolás que repartió su fortuna entre los más pobres y que para hacerlo entraba por la noche y a escondidas en casa de la gente y les dejaba dinero, entre otros lugares, en el interior de medias y calcetines. Después de su muerte, Nicolás fue santificado y, desde entonces, se empezó a celebrar su día el 6 de diciembre con intercambio de obsequios entre la gente. En el siglo X la mayoría de países ya practicaba esta tradición, y además de los obsequios hechos a casa se empezaban también a comprar otros para regalar.

San Nicolás evolucionó a lo largo de los siglos y parece que llegó a los Estados Unidos con el aspecto de obispo rechoncho que repartía regalos el día 25 de diciembre. Justo un día antes del “boxing day” inglés, el día en que siglos atrás, las clases más altas, entregaban cestos con comida a la servidumbre.

A todas estas referencias, hay que añadir la única que parece que tiene un origen cristiano, y que es la tradición de los regalos de reyes. Esta tiene su origen en el siglo XVI, cuando se estableció la celebración conjunta, del 5 al 6 de enero, de la primera Epifanía y la festividad de los Reyes Magos, una fecha en que antes, según una tradición pagana era habitual que los más ricos hicieran regalos a sus sirvientes. Fijando el día de los Reyes Magos en esta fecha, la iglesia dio un nuevo carácter a estos presentes, que desde entonces los “traían” sus majestades de Oriente.

Poco después, alrededor del siglo XVIII se extendió, en la versión que hoy en día conocemos, otra de las tradiciones más populares en Cataluña para hacer regalos, el tió. Azotarle golpes con un bastón al tronco para que diera regalos, era simbólicamente la forma de pedir a la naturaleza que durante el solsticio de invierno tenía que continuar generando bienes fungibles.

Finalmente y en capítulo aparte encontramos el amigo invisible, una costumbre que cada vez gana más adeptos y que tiene un origen confuso. Algunos lo sitúan en el siglo XIX y en la prohibición para las mujeres casadas o comprometidas venezolanas de tener amigos especiales, de aquí la opción de reunirse en grupos y poderse intercambiar regalos de forma anónima. Otras referencias sitúan, sin embargo, este origen en Escandinavia en honor a los ayudantes del Padre Noel y las versiones más modernas, le atribuyen el mérito de su “invención” a un norteamericano venido a más que repartió dinero durante más de dos décadas de forma anónima.

En conclusión, todo parece indicar que la predisposición a obsequiar con regalos familiares y amigos en estas fechas de diciembre y enero viene de muy atrás. Por lo tanto, quizás no es tan extraño este afán innato por regalar que, de repente, nos sobreviene cada año cuando llegan estas fechas,...

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¡Felices Navidades y buenos regalos a todo el mundo!