Cinco secretos para hacer una compra saludable y equilibrada
1 de enero de 2019
La dieta y el ejercicio son la base de una buena salud y es por ello que la compra de alimentos, más allá de una actividad necesaria y rutinaria, debe ser, por encima de todo, un acto planificado, pues un cesto saludable es el único que nos puede asegurar una alimentación rica, variada y equilibrada. Pero, ¿cómo debemos llenar este cesto?
- Ten presente la pirámide alimentaría. Un buen secreto para llegar a casa con un cesto equilibrado y saludable es planificar la compra, hacer una lista e incluir en ella la cantidad más grande de productos presentes en la pirámide alimentaría. Hay que priorizar el grupo de las verduras, hortalizas y las frutas (en total 5 raciones diarias); el de las legumbres, el pescado, carnes magras, aves y huevos (de 1 a 3 raciones diarias, alternando estos productos); el de la leche y productos lácticos (2 – 3 raciones al día) y el de los cereales y derivados, en mayor o menor medida, según nuestra actividad. También podemos comprar carnes rojas y embutidos, teniendo en cuenta, eso sí, que el consumo recomendado, en este caso, es moderado*.
- Cocina de temporada. Tenemos la suerte de vivir en una parte del planeta rica en productos de la tierra y del mar. Cada época del año nos ofrece múltiples frutas, verduras, hortalizas,... con las que preparar menús sanos y sabrosos, además de a un buen precio (el producto de temporada se vende a un precio más ajustado). Llenar pues, el cesto de estos productos es un acierto para nuestra salud y para nuestro bolsillo, pues además de para el consumo presente, podemos aprovechar para hacer conservas, sofritos, escalibadas,... que podemos congelar y utilizar cuando necesitemos.
- Súmate a los frescos y evita, siempre que puedas, presentaciones ya precocinadas u otras como los zumos envasados, en los que las concentraciones de azúcares son muy altas. Si compras fruta fresca, puedes hacer tú mismo el zumo en cas, adaptando el 100% de su sabor a tu gusto. Al exprimir o licuar la fruta en el momento, las vitaminas llegan intactas a nuestro vaso y la fructosa natural de las frutas se transforma en energía más duradera que los azúcares añadidos. Si mezclas en la licuadora la fruta con verduras, el combinado te aportará una dosis extra de salud!
- Revisa a menudo la nevera y la despensa y compra para periodos cortos de tiempos, de este modo te asegurarás productos lo más frescos posibles. En los comercios del barrio, es el tendero quien hace la selección en el mayorista, con el productor o el payés del producto que luego vende. Lo conoces y te conoce y por ello prioriza la calidad por encima de todo. Compra las cantidades que necesites y una vez en casa, si son productos envasados que después de un tiempo no has utilizado, vigila la fecha de consumo preferente y de caducidad. En el primer caso, si el producto se ha mantenido cerrado y en condiciones adecuadas, pasada la fecha, su calidad se puede reducir pero no resultará perjudicial para nuestra salud. Cuando sobrepasamos, sin embargo, la fecha de caducidad lo más aconsejable es descartar ese alimento, pues es la fecha que el fabricante, en base a estudios realizados, marca como límite para garantizar la salubridad del producto en cuestión.
- Los caprichos, mejor caseros. Un trozo de pastel, una pizza, unos nuggets,... son comidas que de vez en cuando apetecen y que no tenemos que eliminar de nuestra dieta, si por ejemplo, los preparamos nosotros mismos, en casa, con ingredientes frescos y naturales. Con esto nos evitaremos los alimentos ultra procesados, ricos en conservantes, colorantes, potenciadores de sabor y sal. Otra buena opción es visitar la pastelería, la pizzería o la tienda de platos preparados del barrio, que tienen, en general, la calidad y las técnicas de cocción caseras como base de su trabajo y sello de identidad.
¡Buena compra y buen provecho!
*Datos de la pirámide alimentaria de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria